Levántate y anda : reflexiones
Reciban un solidario saludo de la Comisión Teológica de la Confer-Perú.
Después de unos meses difíciles, dramáticos en muchos momentos, en los que hemos estado compartiendo “lágrimas y angustias”, animando y acompañándonos, también, para descubrir “gozos y esperanzas” en medio de tantas dificultades y carencias, queremos compartir con ustedes algunas de las prácticas, compromisos y reflexiones gestadas en este tiempo, recogiendo el pasado, mirando el presente y mirando al futuro: caminando en mística y profecía, en continuidad con los compromisos adquiridos tras la celebración de los 50 años Confer-Perú en una realidad concreta y desafiante: la crisis sanitaria del Covid-19.
1. Caminando en mística y profecía
Inmersos/as ahora en la vorágine de la supervivencia y el cuidado de la salud, sentimos muy lejos en el tiempo la celebración, en 2019, de los 50 años de la Confer-Perú: Caminando en mística y profecía. No imaginábamos que, tan pronto, la realidad pondría a prueba nuestro proyecto para el 2019-2021 que soñaba con una Vida consagrada hacia el bicentenario del Perú, comprometida en la búsqueda del bien común, como instrumento para hacer “realidad las relaciones de fraternidad y equidad con el prójimo, ayudando al otro cuando lo necesita”, que reconocía en “los desafíos del Perú, los desafíos de la Iglesia”.
Pues bien, en este tiempo de Covid-19, hemos tenido que afinar “nuestra mirada de fe que busca descifrar los signos de los tiempos en las realidades que vive el país” y renovar el compromiso de “una vida consagrada llamada a ser lugar profético de memoria fecunda, resistencia santa y resiliencia creyente, caminando con el pueblo y al lado de los más pobres, asumiendo juntos el desafío del diálogo en esta hora de la patria” (Ver Documento de trabajo. Líneas inspiradoras Confer-Perú 2019-2021)
2. Caminando con el pueblo y al lado de los más pobres
Recogiendo los desafíos del hoy leídos desde nuestras “raíces”, nos hemos propuesto actualizar las orientaciones y agenda de la Vida consagrada (Bien común y ciudadanía plena, memoria, reconciliación y perdón, diversidad biológica y cultural) compartiendo con ustedes cuatro experiencias/reflexiones con el deseo de poder alimentar y enriquecer sus compromisos concretos, actividades pastorales, etc.
Comenzamos desde Lima donde Ilaria Balló (Comunidad Misionera de Villaregia) narra una experiencia de Teología encarnada en el sufrimiento de muchos/as, en la solidaridad de tantas y tantos, a partir de la experiencia de “ollas vecinales” en Villa Maria del Triunfo, San Juan de Miraflores (Lima).
Continuamos retomando uno de los grandes ejes de reflexión y compromiso en los últimos años en el Perú, en la Amazonía, Sofía Chipana Quispe (Religiosa Terciaria Trinitaria) en su artículo Restablecer el equilibrio y armonía con el Cosmos, llama nuestra atención recordando cómo la “pandemia es el reflejo de las grandes rupturas de los cuerpos humanos con el Cosmos y la gran biodiversidad de seres que está afectando a toda la comunidad humana de maneras diferenciadas y desiguales”. Y cómo, también, “esas rupturas se reflejan en el círculo de la violencia que atraviesa las relaciones humanas”.
Uno de los ejemplos de este caminar al lado de los más invisibilizados, menos reconocidos y atendidos lo encontramos en la siguiente experiencia: Misión en la Amazonía en tiempos de Pandemia que nos comparte la Comunidad Religiosa Inter-Congregacional Itinerante de Puerto Maldonado conformada por Manuela Vásquez (Mercedaria Misionera), Urszula Myszak (Sagrada Familia de Burdeos) y Alicia Mamani (SS.CC).
Finalmente, Glafira Jiménez París (Hijas de la Virgen para la Formación Cristiana) nos invita a preguntarnos, como Vida consagrada en el Perú, por nuestra tarea de visibilizar la relación entre crisis sanitaria, crisis social y crisis política en el horizonte de la pregunta “Busquen el Reino de Dios y su justicia”. Una reflexión bíblica: Vida religiosa y caridad política en tiempos de Pandemia a la luz de “Regresen al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios” (Mateo 22, 15-22).
Con el deseo y la esperanza de que se encuentren bien de salud para seguir acompañando tantas situaciones de dolor y necesidad, nos fortalecemos y animamos para renovar nuestros compromisos.
Con nuestra oración.
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